Una estructura de dominación se mantiene necesariamente en la violencia. Todo intento de trasformarla necesariamente recibirá una respuesta violenta, como debiéramos haber aprendido de nuestra historia reciente. El arrepentimiento y el perdón no afectan esta estructura sino en el sentido de la moraleja: Renuncia a todo intento de trasformación pues ya conoces el castigo que te espera.
La violencia social no resulta de la esencia maligna del hombre (que es el más violento de los animales) sino de la necesidad de mantener un determinado orden social, de modo que dicha violencia retornará eternamente en dichas circunstancias, independientemente de los conceptos morales de los individuos. La violencia, expresa o latente, es consubstancial a nuestra actual organización social, solo podríamos desterrarla parcialmente en una ordenación diferente. Nunca en su totalidad, pues ya vemos que las sociedades o grupos de monos y lobos (tan semejantes a nosotros) requieren ciertos ejercicios de la violencia y la jerarquía para no disgregarse. Ello se observa, por ejemplo, en los conjuntos penitenciarios, casas de locos, etc.
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Por: hernan
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